Muchos países, Europa incluida, tienen prohibido “aletear” a los tiburones. A pesar de eso, aplicar esta norma en alta mar no es fácil ya que la pesca no está prohibida. Hay circunstancias en las que sí está permitido cortar las aletas. Entonces se calcula el número de aletas por el número de esqueletos pero diferentes autoridades tienen diferentes baremos y es una práctica normal descargar en distintos puertos. Todo esto hace casi imposible la aplicación de la ley.
La presencia de aletas no significa necesariamente que haya habido «aleteo» ya que hay un mercado legal de aletas. Legalmente se sigue la política de “aletas naturalmente adheridas”, esto es desembarcar los tiburones con las aletas, y cortarlas en tierra firme. Así pues, la iniciativa europea busca el fin de la comercialización en el mercado europeo, no su pesca.